Christophe Lefort
Miembro de
Réseau Entreprendre
Paris
Reunión con Christophe Lefort, miembro de Réseau Entreprendre París.
Christophe ha pasado los últimos 10 años dirigiendo grandes grupos como Sage o Blackberry, estimulado por los ambientes internacionales y multiculturales. Forma parte de la red de París desde 2012, como acompañante e instructor del programa Ambition. Historia de un forjador de una success story.
Creación de empresa emergente, de filiales, de puestos, en funciones de transformación, de reestructuración de organizaciones o de modelos empresariales, ese es mi hilo desde 1984, cuando comencé mi primera aventura empresarial en Estados Unidos.
Después de la escuela de comercio, fui acumulando responsabilidades de marketing, comerciales (Adobe, The PhoneHouse) y, en estos diez últimos años, de dirección general (Blackberry, Sage). Siempre he trabajado en ambientes internacionales y multiculturales. Es un estímulo que no me puede faltar.
Uno no se convierte en emprendedor por casualidad. Algo lo propicia. Este pequeño toque de locura, el gusto por el riesgo, la necesidad de “alejarse” de los clichés, de desafiar los modelos, de crear, de transformar y de enriquecer nuestro día a día. Entonces, cuando uno de mis amigos, miembro de la red, me habló sobre la asociación, me asocié inmediatamente. 2 entrevistas después ya estaba en mi primer comité de compromiso.
Aprendí mucho y todavía estoy aprendiendo de la relación con los demás. Conocí y sigo conociendo a personas excelentes que me nutren y me permiten seguir adelante y construir mis proyectos. Convertirme en acompañante simplemente me pareció lo más lógico. Fue la forma más eficaz que encontré para compartir y transmitir lo que había recibido.
Que nada es fijo, nata está adquirido y que, en realidad, los límites de un proyecto son solo los que se fijan. Todo puede cuestionarse; un modelo económico, una patente, un uso.
Como un niño sin barreras, un niño está constantemente forzando los límites y fomentando la innovación en todos os sentidos.
Al final, lo que ellos me dan en el marco del acompañamiento es justamente… refrescante. Tengo la impresión de que estoy contribuyendo al proyecto del siglo. Algo que va a ser enorme.
Durante mi segunda misión de acompañamiento, uno de los fundadores galardonados perdió “la chispa” y puso en riesgo el futuro del proyecto. Era una situación delicada y que conllevaba un gran desafío a nivel de acompañamiento. Lo que yo pudiera decir o hacer tendría consecuencias necesariamente tanto en un sentido como en otro. Opté por escuchar, por acercarme al otro fundador, una comunicación estrecha con todo el equipo, una ayuda y un apoyo a nivel de red, recurriendo a distintos intervinientes y especialistas.
4 meses después, la sociedad fue comprada por una empresa inglesa de software. Los dos fundadores todavía son amigos y el que había perdido “la chispa” todavía está implicado. Solo fui un «facilitador».
Estimular. Agitar. Provocar.